Este artículo nació hace mucho tiempo a partir de la noticia de que, en América, una enfermera ganó la lotería estratosférica por un monto de 700 millones de dólares. Noticias que han dado la vuelta al mundo.
Y justo antes de mediados de agosto en Italia, en un bar de Lodi, tuvimos la extracción de un Superenalotto de 200 millones de euros.
Lo admito: siempre me resulta muy divertido y emocionante imaginar que mi vida podría cambiar de la noche a la mañana, con un simple billete y una gran dosis de suerte.
Imagino que usted también sentirá una sensación de libertad y felicidad, soñando por un momento con ser el afortunado dueño del boleto mágico. Pero si realmente esperas ganar la lotería, entonces es mejor que nos digas claramente cómo están las cosas, que nuestras probabilidades están cerca de cero, algo parecido a la famosa partícula de sodio en el agua.
Y aún... y aún así, después de todo, realmente creo en la posibilidad de ganar. En las rifas de caridad me encuentro seleccionando mentalmente el premio que más me gusta como si tuviera elección.
¿Alguna vez se ha preguntado cómo es posible tener una creencia tan irracional?
Las ciencias del comportamiento vienen a nuestro rescate ofreciéndonos algunas explicaciones de los mecanismos que guían nuestra mente en su (tortuoso) camino de toma de decisiones.
Empecemos con uno de los más famosos atajos mentales.
Por heurística de la disponibilidad entendemos la tendencia a asignar una mayor probabilidad a los acontecimientos que son muy improbables, pero que atraen más nuestra atención: si, por ejemplo, podemos imaginar bien el acontecimiento, a menudo lo sobrevaloramos.
Generalmente sólo leemos o escuchamos las historias de los pocos afortunados ganadores.
Si lo piensas, es más probable que ganes una cantidad considerable de dinero después de leer las cuentas de aquellos que han sido recientemente besados por la diosa con los ojos vendados. Y es una invitación a intentarlo, a creerlo.
Piénsalo, normalmente sólo leemos o escuchamos las historias de los pocos afortunados ganadores porque son únicas y extraordinarias. Es lógico que así sea, después de todo, las historias que te fascinan son las capaces de hacerte soñar.
No recordamos los millones de apostadores que, tras comprobar la lista de números ganadores, enrollaron sus billetes y los tiraron. Demasiado ordinario y entonces... ya los conocemos, porque son o han sido nuestros.